Un viaje muy esperado
Los percances en los paseos por carretera tienen más fácil solución cuando se cuenta con una póliza de seguro voluntario.
Carlos, un tío de Amparo, preparaba un viaje por carretera con su familia, por la Costa Atlántica, para celebrar su cumpleaños número 55.
Días antes había ordenado realizar la revisión tecno-mecánica a su carro para no pasar contratiempos y tener todo listo para su viaje tan esperado.
La familia emprendió el viaje de 14 horas por carretera. Pero él, al ser el único conductor, decidió que iban a hacer dos paradas, cada una de un día, en pueblos turísticos.
Llegaron al primer pueblo, conocieron y se hospedaron en una casa típica de la zona. Toda la familia la estaba pasando muy bien.
Al otro día salieron a su segundo destino. Carlos iba manejando por la carretera cuando al atardecer, repentinamente, una liebre se cruzó de improviso, y Carlos, al maniobrar el carro, se salió de la carretera y fue a dar a una zanja.
Menos mal no pasó a mayores. No obstante, al retomar el camino, se dio cuenta de que el carro tenía las cuatro llantas pinchadas, ¡las cuatro llantas!
Carlos, en su buena práctica para asegurarse de que todo saliera bien, había renovado su póliza voluntaria de automóviles meses antes, y recordó que esta cubría los viajes por carretera.
De inmediato se comunicó con la aseguradora para contarle los hechos y así le fue indicado que le iban a enviar una grúa para recoger el carro y que, dado el percance y las consecuencias del incidente, además los iban a transportar en otro carro hasta el siguiente destino, para así continuar tan esperado viaje.
Carlos también agradeció que la aseguradora llevó su carro a un taller de primera línea, en el que le cambiaron las cuatro llantas y así pudo continuar su viaje más allá del susto.
Así, Carlos les subrayó la siguiente enseñanza a sus hijos: “Hijitos, siempre hay que contar con un seguro voluntario de automóviles… no hay que verlo como un gasto, es una inversión que uno nunca sabe cuándo pueda servir a futuro.”